¡Sumérgete en el fascinante mundo de los amarantos! Durante siglos, estas plantas han adornado los campos de cultivo en las Américas, desde los Andes hasta los desiertos del Suroeste de Norteamérica. Los amarantos fueron esenciales para las culturas precolombinas, como los Incas, Mayas y Aztecas. Pero su historia no se limita a estas tierras; también se encuentran en Asia, Europa y África. Sin embargo, fue en Mesoamérica y los Andes donde alcanzaron su máximo esplendor como cultivos de importancia.
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Una Planta Extraordinaria
Los amarantos son plantas verdaderamente extraordinarias. Se adaptan fácilmente a diferentes climas, son resistentes a plagas y enfermedades, e incluso pueden crecer en lugares donde otros granos no pueden sobrevivir. Además, realizan un tipo especial de fotosíntesis llamado C4, que les permite aprovechar de manera eficiente el intenso sol de los trópicos. Pero eso no es todo, ¡también producen los granos más ricos en proteína que se pueden cultivar!
La Domesticación y su Declive
En América, el amaranto fue domesticado en dos principales regiones. En México, se desarrollaron dos especies altamente productivas: el Amaranthus cruentus y el Amaranthus hypochondriacus, conocidos por los aztecas como Huauhtli. Sin embargo, durante la colonización, su cultivo fue condenado por razones absurdas como su asociación con festivales aztecas y su falta de presencia en la biblia. También resultaba incómodo para los conquistadores que los campesinos pobres dependieran de este cultivo que requería menos trabajo agrícola, a diferencia del maíz.
En los Andes Centrales, en lo que hoy conocemos como Perú y Bolivia, se domesticó el Amaranthus caudatus, llamado Kiwicha en quechua. Para los Incas, fue uno de los cultivos más importantes en el vasto Tawantinsuyu. Sin embargo, tanto en México como en los Andes, la llegada de los colonizadores y la introducción de cereales europeos llevaron al declive del cultivo de amaranto.
Resurgimiento y Redescubrimiento
Pero la historia de los amarantos no termina ahí. Estas coloridas plantas encontraron su camino hacia otras latitudes de la mano de comerciantes y exploradores españoles y portugueses. En la India, la gente ya conocía los amarantos de hojas y quedaron fascinados con los amarantos americanos, que destacaban por su valor nutricional y sus sencillas exigencias de cultivo. Pronto, el amaranto americano se convirtió en una de las diez plantas sagradas del panteón agrícola de la India. Grecia, China y África también adoptaron el cultivo del amaranto.
En la década de 1970, Norteamérica comenzó a valorar nuevamente el amaranto, en gran parte gracias al trabajo del Instituto Rodale. A través de su revista Organic Gardening, cientos de agricultores adaptaron amarantos a los climas del norte y compartieron los resultados de su investigación de manera libre y abierta, sin buscar beneficios económicos. El amaranto volvió a ganar popularidad como alimento saludable y sus productos se hicieron comunes en tiendas de nutrición en todo el mundo.
El Amaranto en la Actualidad
Aunque el amaranto ha encontrado un lugar en la dieta de los astronautas de la NASA, su consumo en Latinoamérica continuó disminuyendo hasta bien entrado el nuevo milenio. En la actualidad, en Estados Unidos se cultivan cientos de hectáreas de amarantos mexicanos, adaptados al clima templado. Sin embargo, en sus regiones de origen, apenas se está comenzando a rescatar y valorar nuevamente esta planta maravillosa.
Los amarantos son una muestra de la riqueza y diversidad de la naturaleza. Su historia llena de color y nutrición nos invita a descubrir su potencial como alimento y a valorar su importancia histórica y cultural. ¡Incluso puedes cultivarlos en tu propio jardín y disfrutar de los beneficios de esta planta extraordinaria!
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