Las espíreas son unos arbustos encantadores que nos regalan una nevada en plena primavera. En marzo, sus ramas se cargan de miles de florecitas blancas, creando la ilusión de que han sido cubiertas por la nieve. Estos arbustos rústicos resisten sin problemas el clima de la meseta y lucen en todo su esplendor. Ya sea como un solitario ejemplar en un rincón del jardín o en alineaciones y setos libres, las espíreas son impresionantes. Solo requieren un lugar soleado, un riego moderado y poco más.
Origen y resistencia
Las espíreas son originarias del Hemisferio Norte, y su resistencia está relacionada con su lugar de procedencia. Hay diferentes especies, como la S. crenata, que es nativa del sudeste de Europa y Asia Central y cuenta con umbelas blancas. También tenemos la S. densiflora (o S. splendens) y la S. douglasii, ambas provenientes de Estados Unidos y que florecen en verano. La primera tiene corimbos rosados densos llenos de estambres, mientras que la segunda presenta espigas magentas.
Sin embargo, es en Asia donde encontramos la mayor variedad de espíreas. Desde el Himalaya, con la S. canescens de floración color mantequilla y la S. bella en blanco rosado, hasta China con la S. thunbergii y la S. cantoniensis, que tienen flores blancas. Pero, sobre todo, Japón es la cuna de numerosas especies de espíreas. La S. nipponica, de porte pequeño y flores blancas, la S. prunifolia, con sus flores dobles blancas, y la S. japonica, origen de muchos híbridos con flores rosadas y follaje dorado.
Estas espíreas pueden resistir temperaturas extremas, con una tolerancia de hasta -34 grados. Prefieren suelos profundos, fértiles, frescos y neutros, aunque algunas también pueden vivir en suelos ácidos o alcalinos. Aunque pueden crecer en semisombra, es importante destacar que florecen menos en esas condiciones. No todas las espíreas florecen tan temprano como la S. x vanhouttei. Dependiendo de la especie, pueden florecer a lo largo de la primavera o el verano.
Los «sauces nevados»
En Japón, llaman a las espíreas de flores blancas «yuki-yanagi», que significa «sauces nevados». Además de las ya mencionadas S. vanhouttei y S. nipponica, que son increíblemente copiosas en su floración, encontramos otras variedades. La S. trilobata es un arbusto enano y compacto ideal para borduras. La S. thunbergii tiene un follaje similar a los helechos que se vuelve dorado en otoño, perfecta para setos bajos. La S. x arguta es un híbrido de aproximadamente un metro de altura con hojas ovaladas, ideal para macizos. Y la S. cantoniensis, muy común en España debido a su resistencia, ofrece flores blancas con estambres largos. También hay espíreas de flores dobles, como el cultivar ‘Flore Pleno’ o ‘Lanceata’ de la S. cantoniensis y la S. prunifolia, cuyas flores parecen rosas en miniatura.
Las espíreas blancas se pueden podar ligeramente después de la floración para mantener su forma, aunque no siempre es necesario. Son caducifolias, con un follaje verde que puede tener un tono azulado en algunas especies.
Espíreas con flores en espiga
No todas las espíreas tienen flores blancas ni se asemejan a coronas de novia. Muchas espíreas, en su mayoría originarias de Norteamérica y que florecen en verano, producen espigas florales similares a las del astilbe. Por ejemplo, la S. x billardii, también conocida como S. douglasii o S. salicifolia, es un arbusto erecto que puede alcanzar los dos metros de altura y tiene espigas de color púrpura (‘Triumphans’) o rosado (‘Rosea’). La S. tomentosa, también conocida como arbusto aguja, presenta espigas rosadas densas y largas con finos estambres. La S. rosalba tiene una floración de rosa muy claro, casi blanco, mientras que la S. alba produce flores blancas puras. Estas espíreas son menos comunes en España.
Las espíreas son plantas encantadoras que añaden belleza y elegancia a cualquier jardín. Su variedad de colores y formas de floración las convierte en una opción versátil para diferentes espacios. Ya sean blancas como una nevada o con flores en espiga, las espíreas son una elección segura para llenar de vida nuestros jardines.
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