El Toromiro, una planta emblemática de Rapa Nui, ha sido testigo de la historia y cultura de la isla durante siglos. Con su madera dura, densa y oscura, ha sido utilizada tanto en la construcción como en la fabricación de estatuillas que cuentan la historia de los isleños. Sin embargo, con el paso del tiempo, el significado de este leguaje se ha perdido.
En el Museo Fonck de Viña del Mar, se encuentra una importante colección de arte proveniente de esta tierra. La civilización de Rapa Nui era compleja y lo más extraordinario es que se desarrolló en condiciones extremas, en un lugar aislado con pocos recursos. Esto la convierte en un modelo a escala de lo que el ser humano está haciendo actualmente con nuestro planeta.
Se cree que hacia el año 1650-1700, una sequía de 10 años consecutivos y la explotación del bosque fueron las causas del colapso de esta civilización. Sin embargo, a pesar de los desafíos, Rapa Nui ha logrado subsistir y ser un ejemplo de resiliencia.
Uno de los descubrimientos más recientes es la construcción de jardines de piedra. Estos jardines cubren el suelo para evitar que el sol y el viento evaporen la humedad. Debajo de estas hermosas superficies de piedra se encuentran los orificios donde se plantaron camotes. Esta práctica demuestra la capacidad de adaptación de Rapa Nui para aprovechar al máximo los escasos recursos disponibles.
La restauración del Toromiro y su reintroducción en su hábitat natural en Rapa Nui sería un logro extraordinario. Sería la evidencia de que la naturaleza tiene la capacidad de recuperarse y reciclarse. Además, sería un símbolo inspirador de que, a pesar de los desafíos ambientales y las catástrofes naturales, podemos confiar en nuestra capacidad para recuperarnos.
Desde 1935, se creó el Parque Nacional Rapa Nui con el objetivo de preservar la cultura y el último ejemplar vivo de Toromiro. Aunque este último ejemplar ha muerto, los esfuerzos por preservar y ayudar a esta especie aún continúan. Rapa Nui es una historia de supervivencia y adaptación, y los sueños de reintroducir el Toromiro en su hábitat natural siguen vivos.
Cada vez que entramos en contacto con nuestras plantas, las saludamos y nos preocupamos por su bienestar. Estamos en constante monitoreo para asegurarnos de que estén libres de plagas y bien nutridas. Sentimos su energía y nos alegramos cuando están sanas y felices.
El Toromiro es una especie única que ha demostrado ser valiosa y resistente a lo largo de los años. Aunque no nos ha dejado sus últimas semillas, seguimos trabajando arduamente para preservar su legado. Se han realizado investigaciones en Nueva Zelanda con cepas bacterianas similares a las encontradas en Rapa Nui, con la esperanza de utilizarlas para ayudar a la recuperación de esta especie.
En nuestro laboratorio, hemos realizado diversos procesos para cultivar nuevas plantas de Toromiro. A medida que las introducimos en la tierra y las observamos crecer, tenemos fe en que nuestro trabajo dará resultados positivos.
Hoy en día, el Toromiro habita en museos y jardines, pero su voz proviene del pasado, instándonos a mirar hacia adelante y aprender de los errores del pasado. Es un ejemplo vivo de lo que no puede volver a ocurrir. Durante más de 35 mil años creció en paz en su isla, y ahora nos pide que aprendamos a cuidar a los demás seres vivos del planeta, así como ellos nos cuidan a nosotros.
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