Frescura de helechos en los jardines

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Los jardines no necesitan flores para ser protagonistas, y los helechos lo demuestran. Estas plantas de sombra y semisombra son incomparables. Desde los enormes helechos arbóreos como el Dicksonia antarctica y el Cyathea cooperi, hasta los diminutos culantrillos (Adiantum) y el luminoso Blechnum spicant (ahora llamado Struthiopteris spicant), que apenas se eleva unos diez centímetros del suelo. Existen una multitud de especies y cultivares con frondas planas y rígidas, o suaves e intensamente texturizadas, en una amplia gama tonal de verdes, que van desde los más oscuros hasta los más brillantes, con matices glaucos, amarillos e incluso rojizos, o reflejos metálicos.

En España, el norte atlántico y muchas áreas de las islas Canarias y Andalucía ofrecen las condiciones ideales de humedad y temperatura para incorporar helechos en los jardines. En otras zonas más secas y cálidas, se pueden cultivar a la sombra de árboles de hoja caduca o protegidos por un muro que los resguarde del sol. El lateral de la reja del Real Jardín Botánico de Madrid-CSIC, diseñado por el estudio de paisajismo Urquijo-Kastner, es un ejemplo de bordura de sombra que muestra la compatibilidad de estos helechos con el clima severo de la capital. Bajo la arboleda, destacan el Cyrtomium falcatum, un helecho singular conocido como «acebo«, y el Asplenium scolopendrium, de frondas enteras y un brillante color verde.

En otro jardín diseñado por el mismo estudio, esta vez en una urbanización del oeste de Madrid, la sombra de una pared alta protege la plantación de sombra, donde destaca el Polystichum setiferum, otro helecho muy apreciado. Este helecho, al ser perenne, mantiene sus largas frondas plumosas durante todo el año y comparte espacio con plantas como el Farfugium japonicum, el Salix purpurea ‘Nana’ y flores blancas como el madroño y la Choisya ternata, con su fragancia, y una vivaz como el Centranthus ruber ‘Albus’.

En el norte atlántico

En Ourense, unos jardines recientemente creados han dado un paso adelante en el uso de helechos. Estos ocupan los patios abiertos entre los edificios, donde encuentran la humedad y protección adecuadas. En parterres de tierra ácida y mantillo de hojas, la Cyathea cooperi juega un papel principal, acompañada de una variedad de helechos como el Cyrtomium fortunei, Struthiopteris spicant, Dryopteris affinis, Asplenium scolopendrium, Woodwardia radicans, entre otros.

Los helechos arbóreos también son protagonistas en Lur Garden, el extenso jardín creado por Íñigo Segurola en Oiartzun, Guipúzcoa. Allí, las frondas de la Dicksonia antarctica compiten en espectacularidad con las de la Cyathea cooperi, entre masas de hortensias azules. Íñigo protege los helechos arbóreos con hojarasca, que favorece la presencia de microorganismos beneficiosos. El resultado ha sido increíble: las frondas de las dicksonias han duplicado su tamaño.

Además, en Lur Garden, los helechos tienen su propio espacio en el Jardín Jurásico, donde destaca el verde fosforescente de la Matteuccia struthiopteris. Este helecho tiene momentos hermosos en marzo, cuando las nuevas frondas emergen formando espirales perfectas. Es pura armonía, verticalidad y elegancia. Cada año crece más alto y tiene otra ventaja: es alelopático, por lo que no necesita desmalezado.

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El follaje oscuro y brillante del Polystichum polyblepharum contrasta con el verde vivo de la matteuccia. Este helecho mantiene sus hojas durante todo el año, pero en primavera los nuevos brotes emergen cubiertos de pelo dorado.

Junto a estos helechos, en el jardín también crecen otras plantas primitivas como el Equisetum hyemale, con tallos altos de casi dos metros de altura. También se encuentran hostas, masas de la gramínea Ophiopogon japonicus y densos montones de Libertia ixioides, una planta vivaz con hojas largas y estrechas que florece en racimos erguidos de flores blancas entre mayo y junio.

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Sombra, suelos ricos y poco abono

Es fundamental elegir especies adaptadas a las condiciones del lugar para evitar frustraciones. Los helechos nativos, como el Woodwardia radicans, que se encuentra en las vaguadas de las pendientes y arroyos de la cornisa Cantábrica y los bosques canarios de laurisilva, o el Polystichum setiferum, que crece espontáneamente en lugares frescos y sombreados de la Península y Mallorca, son buenas opciones.

La mejor época para plantar helechos es a principios del otoño, para que puedan aprovechar las lluvias estacionales y establecerse adecuadamente. Además de necesitar sombra o semisombra, la mayoría de los helechos prefieren lugares frescos y húmedos. Algunos pueden sobrevivir en suelos muy húmedos, mientras que otros requieren un drenaje excelente. Algunos pueden soportar cortos períodos de sequedad ambiental, aunque sus frondas suelen secarse en los bordes y amarillear.

A los helechos les suelen gustar los sustratos ricos en materia orgánica y ligeramente ácidos, aunque algunos también toleran suelos calcáreos. A principios de la primavera, es recomendable aportarles humus o compost vegetal. «Se alimentan con muy poco, el exceso los perjudica», afirma Íñigo Segurola. «Según mi experiencia, el estiércol y los abonos de origen animal los queman».

Cuenta con el Garden Merit Award de la Royal Horticultural Society por sus buenas cualidades en jardinería.

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Helechos
Jardín con helechos
Jardín Jurásico

Fuente: Una Planta

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