El mes de julio está llegando a su fin, y con él, llega el momento de cosechar la lavanda. Es el momento perfecto para rendir homenaje a esta hermosa planta que crece en forma de delicadas espigas con un color que podríamos describir como «lavanda», un suave tono morado. Además de ser un placer para nuestros sentidos presenciar las aromáticas e hipnotizantes olas que forman sus flores en los campos, también es un ingrediente de vital importancia en el mundo de la perfumería.
La lavanda es un símbolo de pureza y calma, utilizado desde hace siglos en la creación de sustancias aromáticas. Su aceite esencial es ampliamente utilizado en perfumería selectiva, y sigue siendo muy relevante en la actualidad, presente en numerosas creaciones olfativas. Además, en medicina natural se le atribuyen numerosos beneficios, como la capacidad de tranquilizar y relajar la mente, facilitar el sueño, acelerar la curación de heridas y quemaduras, y aliviar dolores musculares.
Uno de los grandes expertos perfumistas que conoce a la perfección este ingrediente mágico es Emilio Valeros, Académico de Número y Sillón Lavanda de nuestra Academia del Perfume. Conversar con él siempre es una oportunidad para descubrir interesantes curiosidades y anécdotas sobre esta planta de la que es un apasionado, desde el ámbito del perfume hasta el de los campos y su cultivo, a los que está dedicado en este momento.
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El aroma de la lavanda
La lavanda es un ingrediente muy apreciado en la perfumería actual, ya que ofrece notas florales persistentes y aromáticas frescas. Además, tiene ciertos matices que recuerdan a la familia amaderada, lo que le brinda un aroma fragante e inconfundible. Se reproduce por semillas o esquejes y se destila mediante arrastre de vapor.
Este versátil ingrediente es también una de las notas más recurrentes en la familia Fougère, ya que tiene la capacidad de transportarnos a un paseo por el bosque y la naturaleza. El lavandín, por su parte, es un híbrido natural entre la Lavanda Angustifolia y el Espliego.
Origen e historia de la lavanda
Se dice que el nombre de la lavanda proviene del latín «lavare» (lavar), ya que antiguamente se solía añadir al agua del baño para facilitar un mejor sueño. Durante 5.000 años, la lavanda ha sido utilizada en diferentes usos populares, con tradiciones que han pasado de generación en generación. Un ejemplo de esto son los reconfortantes saquitos de lavanda, que aromatizan armarios y hogares con su agradable olor a limpio, a la vez que ahuyentan polillas e insectos.
Su nombre científico es «Lavándula Angustifolia». A lo largo de los siglos, hay numerosos testimonios en diferentes libros sobre sus usos en medicina, aseo y belleza. Desde su utilización por los egipcios y los griegos en perfumes, hasta su uso por los romanos en los baños, la lavanda ha desempeñado un papel muy versátil en la perfumería, la medicina natural e incluso la cocina.
La lavanda es originaria de Francia (Alpes, Vaucluse y Drôme), España, Inglaterra y la antigua Unión Soviética. Se encuentra principalmente en las regiones más cálidas del Mediterráneo en tierras alcalinas.
Durante el período barroco, en los siglos XVII y XVIII, los guanteros y perfumistas utilizaban la lavanda para dotar al cuero con el que trabajaban de un aroma más agradable. Se dice que esta planta les ayudó a protegerse de la peste, y ellos mismos recomendaban llevar ramas de lavanda como protección contra la enfermedad.
Hasta el siglo XIX, la lavanda se recolectaba y destilaba de forma tradicional en Francia. Sin embargo, desde principios del siglo XX se comenzaron a realizar pruebas y plantaciones controladas para aumentar su producción debido a la creciente demanda en la perfumería y la expansión de Grasse. La superficie cultivada se incrementó notablemente, alcanzando destilaciones de hasta 150 toneladas en 1960.
En la actualidad, la lavanda se cultiva principalmente en Europa y, en menor medida, en América. Los campos de lavanda de Brihuega, en Guadalajara, España, son conocidos como la Provenza española debido a sus condiciones similares a las de la Provenza francesa. Esta zona es considerada «el jardín de la Alcarria», y sus campos con las plantas en flor antes de la recolección recrean fragantes e hipnóticas olas que son admiradas tanto por visitantes como por espectadores de reportajes que muestran este mágico escenario. Los campos de lavanda de Brihuega han propiciado que personas de todo el mundo viajen para visitarlos durante su floración.
Estos campos son el resultado de más de 30 años de investigación y desarrollo de la flor de la lavanda y el lavandín. La comarca de Brihuega se ha convertido en el centro neurálgico de la producción de lavanda, con más de 1.000 hectáreas cultivadas, lo que representa aproximadamente el 10% de la producción mundial.
La región de Castilla-La Mancha, y en especial esta zona de Guadalajara, presenta condiciones climáticas ideales para el cultivo de plantas aromáticas. Con un clima mediterráneo templado y una pluviosidad anual de entre 400 mm y 700 mm, así como una temperatura media anual de 11-14 ºC, las sierras de esta zona son el enclave perfecto para el cultivo de lavanda.
Emilio Valeros y su destacada labor en el impulso al cultivo de lavanda
No podemos dejar de reconocer la gran labor de Emilio Valeros en el impulso al cultivo de lavanda en los campos de la Alcarria. Su trabajo es un legado que será heredado por las futuras generaciones. Emilio ha dejado una marca indeleble en la historia de la perfumería en nuestro país. Con más de 40 años de experiencia como perfumista, y habiendo creado algunos de los Best Sellers mundiales durante más de tres décadas en la firma Loewe, su prestigio trasciende fronteras.
Emilio Valeros comenzó a familiarizarse con la perfumería desde su infancia, ya que su padre trabajaba en un laboratorio mezclando fórmulas. Después de estudiar Ciencias Químicas, completó su formación en París y Grasse, la cuna de las materias primas.
Lo que comenzó como un sueño para Emilio Valeros ha revolucionado el modelo productivo de la región. Su destilería es una de las más avanzadas de Europa y prioriza la concienciación medioambiental, el futuro y la calidad de las esencias. Aplica tecnología de vanguardia al proceso de destilación, apostando por la biotecnología y la reducción energética, siendo capaz de destilar hasta 200 kg de esencia por hora.
Agradecemos a Emilio Valeros y a Intercova Aromáticas por guiarnos en este apasionante viaje por los campos de lavanda, una experiencia multisensorial que quedará grabada en nuestra memoria olfativa. Te invitamos a seguir descubriendo más curiosidades y anécdotas sobre la lavanda en nuestras redes sociales: Instagram, Facebook, Twitter y LinkedIn.
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Una Planta.