La santería de Cuba y el candomblé y la umbanda de Brasil, a pesar de estar separados por miles de kilómetros, adoran a los mismos dioses. Los yoruba, originarios de Nigeria y Benín, tuvieron una gran influencia en las plantaciones brasileñas, al igual que en las cubanas. Ambos países iniciaron un complejo proceso de sincretismo que dio origen a las religiones de raíz africana más conocidas en la actualidad.
En Cuba, los santeros y en Brasil, los candomblé y umbanda, veneran a los orishas, deidades intermediarias que gobiernan las fuerzas de la naturaleza. En el nivel más alto de la jerarquía se encuentra Olodumare, el dios omnipotente y creador supremo. Los humanos establecen contacto con Olodumare a través de Olorun, directamente a través del sol, o de forma indirecta a través de Olofi, una emanación de Olodumare que repartió la energía cósmica entre los orishas.
Entre los orishas más conocidos en Cuba se encuentran Elegguá, dueño de los caminos y mensajero de Olofi; Oggún, vigilante de los seres humanos y dueño del hierro; Changó, dios del fuego y la justicia; Yemayá, madre de la vida y dueña de las aguas; y Ochún, diosa del amor y la sensualidad.
En Brasil, los orixás equivalen a los orishas cubanos. Además de los mencionados anteriormente, se invoca a Oxalá, el orixá más importante y padre de todos; Osannha, orixá de las hojas y las plantas medicinales; y Obá, orixá femenina fuerte y enérgica. Estos cultos sincréticos también incluyen a los espíritus de los caboclos o amerindios.
El uso de plantas es esencial en estas religiones. En la santería cubana, el conocimiento botánico de los ossainistas, sacerdotes especializados en el uso de plantas medicinales, es fundamental. En la umbanda brasileña, las ceremonias de iniciación se realizan junto a árboles sagrados, y se utilizan diversas plantas en ofrendas y rituales.
Cada orisha tiene plantas asociadas. Por ejemplo, Ogún se relaciona con el berro, el palo santo y el mango; Xangó con la albahaca anisada, el platanero y el urucu; y Oxossi con el cocotero y el guayabo, entre otras. Estas plantas son utilizadas con fines medicinales y rituales.
En definitiva, la santería y el candomblé son religiones en las que las plantas y los alimentos desempeñan un papel fundamental. A través del conocimiento botánico y la conexión con la naturaleza, los adeptos buscan el equilibrio y la armonía con el mundo espiritual.