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La mosca blanca: un pequeño insecto con graves consecuencias para los cultivos.

La mosca blanca, también conocida como mosca blanca de los invernaderos (Trialeurodes vaporariorum), es una plaga agrícola de gran importancia. Su distribución abarca diferentes regiones del mundo y su capacidad polifágica la hace temida por agricultores y especialistas en biología, ecología y manejo de plagas.

Un ciclo de vida peculiar

Las moscas blancas tienen un ciclo de vida con metamorfosis intermedia, es decir, pasan por diferentes etapas hasta convertirse en adultos. Comienzan como huevos, luego pasan por cuatro instares ninfales, y finalmente se convierten en adultos machos y hembras. Durante todas estas etapas, tanto las ninfas como los adultos se alimentan de la savia elaborada de las plantas, debilitándolas y disminuyendo su producción.

Problemas directos e indirectos

La alimentación de la mosca blanca genera tres tipos de problemas. El primero es directo, ya que al succionar la savia, disminuye la capacidad de la planta para entregar nutrientes, lo que lleva a un debilitamiento general y una reducción en la producción.

Los problemas indirectos son aún más preocupantes. Por un lado, las ninfas y los adultos generan excreciones líquidas ricas en azúcares, conocidas como «miel de rocío», que caen sobre la planta y alimentan a hongos oscuros llamados «fumaginas». Estos hongos reducen la capacidad fotosintética de la planta y, por lo tanto, su producción de energía.

Por otro lado, la mosca blanca se convierte en vector del virus del amarillamiento de las venas de la papa (PYVV), transmitiendo esta enfermedad a través de tubérculos infectados. Este virus pertenece al género Crinivirus y se transporta fácilmente gracias a su forma de cordel o cordón. Las moscas blancas se alimentan del floema de las plantas infectadas y al liberar saliva en el sitio de alimentación, permiten que el virus pase a nuevas plantas sanas.

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Atracción hacia el color amarillo

La mosca blanca muestra una fuerte atracción hacia las plantas que expresan color amarillo, ya que perciben longitudes de onda cercanas a los 540 nm, correspondientes a ese color. Esta atracción les permite tomar rápidamente la savia y el virus, aumentando su capacidad de transmitir la enfermedad.

Un vector móvil y seductor

La movilidad de la mosca blanca, su atracción hacia el color amarillo y su capacidad de tomar y depositar el virus en nuevas plantas la convierten en el mejor vector del PYVV. Esta plaga se propaga rápidamente, debilitando y reduciendo la producción de los cultivos afectados.

La mosca blanca es un ejemplo claro de cómo un pequeño insecto puede tener graves consecuencias para los cultivos agrícolas. Su capacidad para transmitir enfermedades y debilitar las plantas la convierte en una plaga temida por agricultores y especialistas en todo el mundo.

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