Amor por las plantas mantiene a una residente en una de las casas más antiguas del Centro

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El amor por las plantas es lo que mantiene alegre la antigua casa de madera de Madalena, de 65 años, en el centro de Campo Grande. Aunque originalmente la intención era demolerla y reconstruirla, esta propiedad fue declarada patrimonio histórico de la ciudad y no se puede modificar. A pesar de que Madalena tuvo que dejar de lado su deseo de renovarla, su amor por la naturaleza le impide abandonar el lugar.

El poder de la naturaleza

«Aquí es una casa común, construida con una madera muy resistente que ni las termitas pueden dañar. La casa debe tener unos 70 años. Hay mucho desorden y humedad, y nos preocupa el dengue. Siempre estoy limpiando las aguas y las hojas. No puedo derribarla como quería, solo puedo reformarla. Aunque debo mantener ese estilo que no veo como bonito», afirma Madalena. Sin embargo, lo que «salva» su estadía es el espacio del patio trasero. «Me encantan las plantas, solía vivir en una finca. He vivido en un apartamento donde no se puede tener plantas», comenta.

Un lugar lleno de vida

Cualquier persona que pase por la zona notará una pequeña casa en un terreno más elevado, cerca del Paseo Ferroviario. A simple vista, las flores de color rosa que caen sobre el muro de la residencia llamarán la atención. A medida que te acerques, notarás las ramas de los árboles de naranjo, plátano y hasta de coco, creando un paisaje encantador.

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Para Madalena, esta es la forma más agradable de disfrutar del lugar y estar en contacto con la naturaleza. «Me encantan las plantas, es una forma de estar en contacto con el medio ambiente y recordar el pasado cuando vivía en una finca. Era muy agradable», afirma. Madalena cuenta que es una apasionada de las plantas y siempre recoge esquejes por donde pasa. «Ya tengo un montón y los plantaré. Incluso tengo una Paineira, un árbol que puede alcanzar hasta 10 metros de altura y tiene un tronco de color grisáceo. También quiero plantar un árbol de castaña de Pará», nos cuenta.

Embelleciendo el entorno

La idea de embellecer el entorno con plantas también se extiende a los laterales del Paseo Ferroviario. «He plantado muchas allí. Se ven hermosas, pero la gente las rompe. Aun así, sigo plantando. Cuido de las flores y hacen que el ambiente mejore».

Un lugar lleno de deseos

Madalena nos cuenta que decidió comprar la casa por su ubicación, cerca del centro de la ciudad. La adquisición fue en 2005, pero tuvo que mudarse en 2010 debido a las invasiones que ocurrían en el lugar. Los planes originales no resultaron como esperaba, pero ella aún tiene sueños por cumplir en ese lugar.

«Cuando la adquirí, todo estaba en mal estado. Tuve que hacer refuerzos porque no se puede demoler. Es una casa sencilla, con dos habitaciones, sala, cocina y baño. Durante un tiempo, pensé en abrir un espacio gastronómico porque mi hijo es chef de cocina», nos cuenta.

Mientras habla, Madalena hace gestos para mostrarnos cómo le gustaría que fuera el lugar. Se acerca a la puerta de la casa y señala con la mano, insinuando que ese espacio sería la entrada del anhelado restaurante. «Incluso pensé en aprovechar la estructura de la casa y reformarla sin cambiar lo que es. Creo que se vería genial», comenta. Otro deseo de Madalena es construir un porche. «Ya pedí permiso para construirlo, pero no me lo concedieron. Un porche sería útil para proteger de la lluvia, así el agua no entraría en la casa. Pensé en venderla, pero cambié de opinión. Esto no me genera gastos, está exenta del impuesto predial», añade.

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Un sueño hecho realidad

Paseando de un lado a otro, Madalena recuerda que siempre quiso tener una casa de madera en el centro. «Hace mucho tiempo, pasaba por delante de una casita como esta y decía que iba a tener una igual. Esta es igual, pero no es lo que siempre quise», dice.

Otra idea que tiene Madalena para la reforma de la casa es reducir la mitad del muro de concreto. «Pensé en poner un vidrio resistente para que las personas puedan ver las plantas. Pero la verdad es que los vándalos lo rompen todo. Había plantado una flor en la acera, estaba hermosa, pero debido a que la usaban como urinario, murió», lamenta.

En la esquina donde vive Madalena, hay una vía por donde solía pasar el tren. «Solían hacer maniobras allí. Hay muchos rieles», recuerda. En la calle Calógeras, la moradora recuerda otra vieja casa que fue restaurada por el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan).

«Arreglaron esa casa hace unos cinco años, pero dijeron que no tenían dinero para arreglar la mía. Me gustaría que la arreglaran. ¿Quieren una linda casa? Entonces, vamos a dar una mano. Yo solo preservaría», confiesa.

¡La resistencia del amor!

Madalena recuerda que se mudó a este lugar porque muchas personas invadían su propiedad. «Apenas ven algo cerrado, lo invaden. Una vez, un hombre me cuestionó porque le dijeron que la casa estaba vacía. Vino con su maleta y su familia. Esto sucedió varias veces. Incluso me robaron todo lo que tenía: el microondas, la ropa, los zapatos. Era muy difícil. Ahora hay una guardia municipal que ayuda, ya no hay vagabundos».

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En conclusión, el amor de Madalena por las plantas y su resistencia a dejar su hogar, a pesar de las adversidades, nos inspira a apreciar la belleza de la naturaleza en nuestro entorno. Si te interesa saber más historias como esta, te invito a visitar Una Planta, donde encontrarás información, consejos y todo lo que necesitas para cuidar tus plantas. ¡No te lo pierdas!

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