Cultivar Judías o Alubias: Beneficios y Características

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¡Descubre cómo cultivar deliciosas judías o alubias en tu propio huerto! Estas hortalizas no solo son nutritivas, sino que también aportan beneficios al huerto. Aprende todo lo que necesitas saber para cultivarlas de manera fácil y productiva.

Beneficios de cultivar judías

Las judías son alimentos muy nutritivos, ricos en fibra, vitaminas, minerales y proteínas. Además, son fáciles de conservar en el congelador durante varios meses. Con solo unas pocas plantas, puedes cosechar suficientes judías para alimentar a varias personas durante todo el año. No solo eso, sino que también son plantas fijadoras de nitrógeno, lo que enriquece el suelo en el que se siembran.

Características básicas de las judías

La judía es una planta herbácea anual perteneciente a la familia Fabaceae. Su nombre científico es Phaseolus vulgaris L. y es originaria de América. En diferentes países de habla hispana, se le conoce como poroto, frijol, habichuela, alubia o caraota, aunque en algunos casos se hacen distinciones según se hable de la vaina o del grano.

Hojas

Las hojas de la judía se dividen en tres foliolos con forma de punta de lanza o de peonza. Uno se inserta en el final del peciolo y los otros dos un poco más atrás, de forma perpendicular al peciolo.

Flores

Las flores de la judía se agrupan en racimos y pueden ser de color blanco, rosado, violáceo o una mezcla de ellos. Son flores hermafroditas, que poseen tanto los órganos sexuales masculinos como los femeninos.

Frutos

Los frutos de la judía son vainas aplanadas o cilíndricas que contienen las semillas, también conocidas como alubias. Puedes consumir tanto las vainas tiernas como las semillas maduras. Es importante saber que las vainas contienen sustancias tóxicas que desaparecen al cocinarlas. Las semillas maduras y bien conservadas pueden mantener su poder de germinación durante unos 3 años.

Raíces

Las raíces de la judía no profundizan mucho en el suelo y sus ramificaciones son superficiales. A medida que la planta se desarrolla, se forman nódulos en las raíces que contienen bacterias fijadoras de nitrógeno. Esta simbiosis permite a la judía captar nitrógeno de la atmósfera y enriquecer el suelo. Además, cuando la planta muere, los nódulos ricos en nitrógeno contribuyen a mejorar la fertilidad del suelo.

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Según el porte

Existen judías de porte bajo o mata baja, que alcanzan hasta unos 40-50 cm de altura. Son más precoz pero menos productivas y no necesitan tutores. Por otro lado, están las judías de porte alto o de enrame, que pueden llegar a más de 2 metros de altura. Son más tardías pero mucho más productivas y necesitan tutores para trepar.

Variedades

Hoy en día, puedes encontrar una amplia variedad de judías a través de internet. Algunas variedades de judía de porte bajo y vainas planas incluyen Amarilla Capitano, Blason, Garrafal rabona, Nassau, y Roma II. Para judías de porte bajo y vainas cilíndricas, puedes optar por Amethyst, Superba, Voltage, Contender, Riñón, Parker, y Slenderette. Si prefieres judías de porte alto o enrame, tienes opciones como Bacle, Buenos Aires verde, Buenos Aires roja, Garrafó, Golden Gate, Helda, Limka, Parma, Abundancia y Cobra.

Requerimientos edafoclimáticos

Las judías son sensibles al frío y prefieren climas suaves y húmedos. No se desarrollan bien en climas muy calurosos y secos durante los meses de verano.

Temperatura

La temperatura del suelo debe ser superior a 10°C para la germinación de las semillas. El crecimiento óptimo de las plantas se da entre 18 y 30°C. Durante la floración y fructificación, las judías prefieren temperaturas de entre 15 y 25°C para evitar aborto floral y deformaciones en los frutos. Temperaturas por debajo de 8°C detienen su crecimiento.

Humedad

Las judías prefieren una humedad ambiental alta, pero un exceso de humedad en el suelo perjudica su desarrollo y puede manifestarse en síntomas de clorosis (hojas amarillentas).

Suelos

Las judías prefieren suelos sueltos, ligeramente ácidos y ricos en potasio. No toleran los suelos salinos y son sensibles a la salinidad. Los suelos arcillosos y calizos también son menos favorables para su cultivo.

Asociaciones y rotaciones

No es recomendable sembrar judías después de otras leguminosas como las habas o los guisantes. Tampoco es aconsejable repetir el cultivo de judías en el mismo lugar. En cambio, es beneficioso cultivarlas después de hortalizas exigentes en nutrientes como las solanáceas (tomate, berenjena, pimiento) o las cucurbitáceas, ya que esto contribuirá a recuperar la fertilidad del suelo. Sin embargo, es importante añadir un poco de abono rico en nitrógeno al inicio del cultivo, antes de que los nódulos fijadores de nitrógeno se hayan desarrollado.

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Manejo del cultivo

Las judías no requieren muchos cuidados y suelen desarrollarse sin problemas en la mayoría de las situaciones. Sin embargo, es importante realizar los trabajos adecuadamente y a su debido tiempo.

Preparación del terreno

Si el terreno está compactado o no es lo suficientemente fértil, es necesario labrarlo para mejorar su estructura, airearlo y abonarlo. Esto se debe hacer durante el otoño o el invierno, unos meses antes de la siembra. En el caso de cultivar en un bancal, no es necesario trabajar la tierra, pero se recomienda acolcharlo durante el invierno para evitar la compactación del suelo por la lluvia. Si se riega por inundación, es necesario hacer caballones y sembrar las judías en la parte alta de los mismos.

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Abonado

Es importante asegurarse de que las judías tengan nitrógeno asimilable al inicio del cultivo, ya que esto favorece el desarrollo de los nódulos fijadores de nitrógeno. Se pueden añadir estiércol o compost maduros antes de la siembra para aportar nitrógeno. El potasio también es un nutriente importante para las judías y se puede aportar mediante cenizas de madera. Es necesario tener cuidado con la cantidad de cenizas, ya que un exceso puede tener consecuencias indeseadas.

Siembra

La siembra de las judías se realiza a golpes, depositando entre 2 y 4 semillas por golpe. También se pueden hacer semilleros en bandejas de alvéolos y luego trasplantar las judías ya con cepellón. La época de siembra depende de las condiciones de cada lugar y es importante esperar a que pasen las heladas tardías y el suelo se caliente un poco. Se recomienda sembrar en un clima templado y evitar las lluvias intensas y prolongadas que podrían provocar la pudrición de las semillas.

Riego

Las judías requieren una humedad constante en el suelo, especialmente a partir de la cuarta semana y durante la floración y fructificación. En climas donde las lluvias no son frecuentes o los suelos se secan fácilmente, es necesario proporcionar riego. En zonas húmedas, especialmente si se siembran en depresiones del terreno o en el fondo de los valles, el riego suele no ser necesario. Es importante evitar el exceso de humedad, ya que puede causar clorosis en las plantas.

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Control de adventicias

Es importante controlar el desarrollo de las hierbas espontáneas antes de que las judías comiencen a germinar. Se recomienda realizar falsas siembras antes de la siembra real y eliminar las hierbas con paja o escarda. Una vez que las judías empiezan a crecer, es necesario romper la costra del suelo y eliminar las hierbas competidoras. Se puede utilizar una herramienta que no profundice mucho en el suelo, como un escardador manual.

Entutorado

En el caso de las judías de porte alto o enrame, es necesario instalar una estructura tutora que permita el crecimiento vertical de la planta. Se pueden utilizar palos o cañas clavados en el suelo o cuerdas colgadas desde una estructura de invernadero. Otra opción es utilizar una red o malla para permitir que las judías trepen por ella. Es importante tener en cuenta que al final del cultivo puede ser complicado separar la vegetación de la red.

Recolección

Es mejor recolectar las judías cuando las vainas están tiernas, antes de que se vuelvan fibrosas y duras. Se recomienda hacerlo a media tarde, evitando las horas de más calor y el rocío. Después de cada recolección, se debe considerar el riego, a menos que el suelo ya esté muy húmedo. Si se desean cosechar los granos maduros, se deben dejar las vainas en la planta hasta que estén completamente secas.

Conservación

Para conservar las vainas tiernas, se deben limpiar y congelar en bolsas herméticas. Si se desea conservar los granos secos, se pueden guardar en recipientes herméticos en un lugar fresco y seco. También se pueden almacenar en bolsas dentro del congelador para evitar la presencia de gusanos en caso de no congelarlos.

¡Cultivar judías en casa es una actividad gratificante y deliciosa! Si quieres aprender más sobre el cultivo de hortalizas, te recomendamos visitar Una Planta.

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